UNA NOCHE

Bueno comprendan que no quiero estudiar para internacional público

Ésta es la historia que acecha mis noches de desvelo mientras el miedo entreteje su guarida en mi corazón… La habitación esta fría, los suspiros de los fantasmas de una conciencia activa y presumida envilecen cualquier forma de vida, desde el desahucio que fuera olvido hace unas semanas pero, aún no lo será esta noche, pienso en a quién o a qué debo temerle, así que de nuevo no demora en amanecer pero unas cuantas nubes parecen querer impedirlo.

Así, sentada sobre la cama y por un choque (que supongo que fortuito) de mis neuronas pienso que no es al él, sino a mí misma a quien debo temerle y la historia se desperdicia congraciándose con cada gota de lluvia, con sus sonidos líquidos y tormentosos, mi historia se congracia con el recorrido de la lluvia sobre mi ventana. Hoy es un día para sentir que el monstruo que devora sentimientos soy yo, está en mi e inútilmente, porque en el fondo sé que no podré verlo, empiezo a buscar bajo la piel y de pronto sale el calor de mi cuerpo y no es él el monstruo que busco, no es él quien arrasa con lo que encuentra, sale fluido e incesante y aunque antes parecía triunfante ahora está débil y pronto desaparecerá, va perdiendo poco a poco la viveza de su color, pero no es eso lo que busco, así que continúo desocupando el cajón, saco cables que parecen no servir.

En este punto poco a poco mi cuerpo pierde fuerza, y mis ojos aún no encuentran lo que buscan, me pregunto si aún recuerdo que busco y escudriño en lo que queda de mi memoria… es el monstruo, soy yo, es quien tras tantas historias me aterrorizó, el mismo que me obligó a comer cuando era apenas una niña no parece estar por aquí!!, así que el corte cambia, ya sé que no es aquí dónde debo buscar y continuo con cautela, -duele buscar ahí dentro, duele remover lo que siempre ha estado, duele encontrarse cosas inútiles y sobre todo me duele la piel…

He perdido mucho… parece que el segundero ha entrado en competencia con el minutero y sé que se está escapando, el monstruo se va, con su huida siento no poder respirar y ahogarme … él se va. El sol no parece calentar, cada rayo sobre la piel he dejado de calentar -el desorden rojo a mi alrededor no me deja encontrarlo- todos sabemos que está ahí, que las cosas están ahí… fuera de lugar pero están… lo único que no está es él… y se pierde el desorden y se pierde el rojo y no hay más calor… así que intento despertar, pero un destello de lucidez me avisa que no hay nada que hacer, es demasiado tarde, ahí está mi cuerpo y a una cuadra se escucha la ambulancia, ahora solo pienso en medio de esta noche de desvelo que el miedo ha ganado, fue el monstruo quien me encontró a mi.

MARY ALEJANDRA HERRERA BUITRAGO