viernes, 17 de septiembre de 2010

Silencio, es otoño


Algunas ideas sueltas, la pregunta por los silencios que hacemos y a veces no debemos, la simpleza de un relato cargado y una sola idea desarrollada en la trastienda de esta historia, el testimonio de una mujer que vio lo que ninguno en su vida quiere ver…


En las tablas una joven angustiada preguntó a un auditorio expectante por su voz si alguien sabía el motivo por el cual las mujeres guardan silencio...tras el silencio del público, la joven hizo una pausa e inquirió -¿porqué guardé silencio aquella tarde detrás de ese árbol que hoy ni siquiera existe?-. Y la pregunta me la hice también yo, aunque tuve distracciones porque soy de las que sostiene que si el silencio se guarda, en el sentido de no decir nada, lo que ocurre necesariamente es que se dicen las cosas, y que no son las mujeres por su condición de tales quienes mejor ocultan cosas, sino por su condición de confidentes o en el peor de los casos porque toman en serio el papel que les asignó la sociedad, porque así las considera más “interesantes”.

Hecha la pausa me replanteé la pegunta, y es que lo que yo quiero saber es porqué elegí un confidente mudo, un confidente que sólo reaccionaría cuando de acabarlo se tratara, un confidente que no produjo sonido sino hasta que hubo de caer al suelo.

Vi la bala que la atravesó, vi el odio ansioso de sus ojos, recuerdo su expresión confusa entre furia y deseo. Ahí estuve, todo lo vi, y no hice nada, mi cerebro hizo silencio, mi memoria lo guardó sin un sonido o una expresión propia.

Me pregunto por qué hay tantas cosas que debemos callar, por qué callar un leve dolor, por qué callar esa herida pequeña, que oculta empieza a sangrar, por qué esperar a que sane sin hacer si quiera una pequeña curación, o por qué no, intentar arrojarle en medio de un ataque de ira todo un frasco de alcohol y esperar a que el antiséptico lo cure sin tener en cuenta si tal vez fue demasiado, si a la mano que hace la curación le faltó delicadeza, si la suavidad ausente era todo lo que se necesitaba la herida para curar.

Me pregunto qué sintió ella cuando cayó al piso, cuando vio su sangre derramarse sin cesar y mi silencio le hizo coro al de su sangre mientras se deslizaba por las hojas de aquella noche de otoño en el bosque.

Hay tantas preguntas, y como en todo cuento, tan pocas respuestas; así que sólo recogí la chaqueta que había dejado en la tarde mientras jugaba a las escondidas y volví a la casa, no sin antes haber tropezado con cuanta raíz de árbol estaba oculta por las hojas arrojadas por el viento en perfecto orden sobre el suelo, y sentirme perseguida por el crash-crash de las hojas secas. 

Y eso fue lo único que dije cuando llegué, de todo lo que había pasado en mi interior después de aquel episodio, sólo pude contar el miedo abrumador que sentí cuando -crash- tras –crash- mis pasos –crash- sentía  el “crash-crash” y, es cierto, no encontré la mejor forma de hacerlo, así que me excusé por la demora y el olvido de la tarde a mi padre, tomé mi leche, lavé mis dientes y me fui a dormir.

Cuando decidí volver, ella no estaba en el piso, no habían ni siquiera hojas con la tonalidad roja húmeda que necesitaba mi historia para ser contada, así que sigue en el silencio de una mente que no conserva de la escena un movimiento propio, una reacción, o si quiera un ruido imaginario, tan solo el silencio que hasta hoy es fue el sepulcro de un cuerpo que nunca encontramos, de la espalda rendida de mi madre…   
 

4 comentarios:

  1. Por Dios Alejandra!!!
    Me encanto!!!
    Aunque debo confesar que la tuve que leer dos veces para comprender el hilo conductor, pero me encanto.

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  2. Muy bien!!!! me gustó! vas a tener que quedarte ociosa mas tiempo jajajajajaja

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  3. Grax por sus bonita apreciaciones!!! creo que ya les he dicho lo feliz que me hace que les guste lo que leen en el blog! espero todo tipo de crìticas... además porque tenìa abandonadito éste espacio

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  4. Hay pequeños errores "mecanográficos" que distraen ligeramente. Maravilloso el cambio de escenarios y los efectos sonoros, pero la voz en off es caprichosa en su movimiento y no alcance a entenderle todo.

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